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No, no soy vegano pero es inevitable que al volverse vegetariano volteemos a preguntarnos cómo le va al de al lado. Sobre todo si ellos tienen un compromiso mayor que de tan consecuente parece imposible de cumplirse. Solo los números y los veganos son exactos: para ambos, cero es cero. Es decir, nada que venga de un animal, ni para comer, ni para vestirse ni para curarse.
Fuente: De10.mx
Ni pío, ni muu, ni glu, ni oink.
Y eso no es todo.
Eliminar el consumo de todos los productos derivados de un animal puede ser extremadamente difícil si no imposible. Además de la ropa, que puede ser lo más evidente (el cuero de vacas, cabras y venados; el pelo de las alpacas, vicuñas y ovejas; la piel del conejo, visón o cocodrilo), hay otras industrias que usan y abusan de los animales de manera sorprendente.
La lista de PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales) es larga, muy técnica y sobrecogedora. Solo como muestra, seleccioné 10 formas de explotación de animales que quizá no son tan difundidas como el toreo o el circo.
1-De las glándulas de cerdos, vacas y ovinos se extrae la adrenalina para uso médico.
2-De los huevos se extrae el albumen de uso cosmético (anticoagulante).
3-Del intestino de las ballenas se saca el ámbar gris que sirve de fijador para perfumes y saborizante de alimentos y bebidas.
4-De la sangre de cualquier animal se producen adhesivos y goma espuma.
5-Del pelo de cerdos salvajes se hacen brochas para afeitar, cepillos de dientes y de baño.
6-Los huesos de animales triturados o molidos, fertilizantes, vitaminas y dentífricos.
7-De las cenizas de huesos de animales, porcelana. Además se usa para blanquear el azúcar.
8-Del caparazón de los crustáceos se obtiene el quitosano, una fibra que sirve de aglutinante de lípidos en desodorantes.
9-De la piel hervida de vacas y cerdos se obtiene gel para gelatinas, caramelos, yogures y helados.
10-De las escamas de peces se procesa la guanina, esencia de la perla, que se usa en esmaltes de uñas y cosméticos.
PETA Latino tiene información sobre cómo vestir y ser vegano.
Vinos, quesos, almohadas, vitaminas, jabones, raquetas de tenis, instrumentos musicales, caucho, chicles, anticonceptivos, lubricantes, colorantes, saborizantes, pinturas, lápiz labial, pinceles y joyas se suman a la lista, además de otros productos cuyas etiquetas señalan que tienen ingredientes de ‘fuentes naturales’.
Para ser vegano no basta con separar la carne del plato, también hay que cuidarse de la gelatina, de la comida frita en grasa animal, de los fideos al huevo y de la inofensiva sopa hecha con fondo de pollo (ya ni las cervezas se salvan).
El vegano tampoco consume miel y todos sus derivados (polen, cera y jalea real). “Las abejas son criadas selectivamente. Las no seleccionadas son liquidadas. La miel que les es robada es sustituida por un azúcar barato. Millones mueren como resultado. Con frecuencia sus piernas son arrancadas por trampas de recolección de polen”, señala la página web de PETA Latino.
En su lugar, ellos recomiendan usar jarabe de arce, azúcar de dátil y otros hechos con cereales como la cebada de malta o la melaza.
El caricaturista Andrés Edery sobre
la Ley de Maltrato Animal del Perú.
Ser vegano no es imposible. Pero es como la santidad. El camino está sembrado de mucho que no se puede hacer y que parece tan natural como lavarse los dientes. Ahora mismo, muchos deben leer este artículo en un smartphone o laptop fabricado con coltan, mineral cuya extracción está acabando con los gorilas y elefantes del Congo.
Si matar animales es tan común como aplastar una araña, ¿es el veganismo una causa perdida? Fernando Savater dice que la ética es la reflexión que cada uno hace sobre su libertad. Yo respeto a quien, en su libertad, elige qué deja y qué no deja pasar a su boca. Pero se mata y maltrata animales de tantas formas que quizá su mayor peligro no está en nuestro apetito sino, por ejemplo, en nuestro deseo de supervivencia (léase, la fabricación de medicinas = lucha contra el cáncer).
Antes de sentarnos a comer creyéndonos tan justos, deberíamos leer a Lichtenberg, quien ha escrito: “Errar es humano en todos los sentidos: los animales casi nunca se equivocan, salvo los más inteligentes de ellos”. La ética debería enseñarnos que somos tan imperfectos que nos equivocamos hasta cuando tratamos de hacer lo correcto. Y que eso no debe desalentarnos a seguir intentando.